miércoles, 28 de enero de 2009

Domésticas y domésticos en Costa Rica

Continúo a propósito de aberraciones que se pretenden pintar como ayudas, pero son en realidad abusos. Como el caso que mencionaba de la cobertura de prensa que, con la mampara de ayuda, se aprovecharon para mejorar sus ratings. Algo más del daño que se hizo con la sobrevaloración del terremoto: los millones perdidos en turismo arrepentido.

Se perdieron o perderán más empleos en el sector turismo con el sobredimensionamiento de los medios, que los perdidos en la fábrica El Ángel con el terremoto. Los pequeños empresarios turísticos se la están viendo "a palitos" y no tardan en continuar con la ola de despidos, mientras los medios hicieron su festín. Es la lógica de nuestra sociedad: pareciera que mientras unos ganan es natural que otros pierdan. Y ni hablar con los dueños de helicópteros que hicieron su agosto con los turistas.

Pero como bien dice Ana Istarú: un terremoto sirve para sacar lo mejor de un pueblo: su solidaridad, la única arma que nos queda contra las garras del capitalismo salvaje de nuestros tiempos. Pero es preciso tener claro qué se entiende por solidaridad. No se trata de la que emplea Taco Bell que tiene la desfachatez de anunciar en sus comedores que si usted agranda el combo ellos darán 50 colones a los damnificados. Si vende ayuda, si no NO. Me refiero a la solidaridad de miles de personas que regalaron de manera anónima, sin créditos de prensa empalagosa, sin condicionar la ayuda. La solidaridad de quienes trabajaron sin recibir un peso a cambio (los voluntarios). La solidaridad de quien marcó un número en su celular para donar (esperemos que el ICE no se apropie de alguna "comisión") o depositó una cantidad en una cuenta sin esperar nada a cambio.

No se trata de la solidaridad que adecua su canción comercial con el lema del amor, de la solidaridad, para lograr un mayor efecto conmovedor en el público y hacia su marca. Me refiero a la empresa Sur con el "Se nota el amor". El festín del comercio con el dolor ajeno.

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La solidaridad que apesta, la que no es, se ve en el que dice: "deberías agradecer que soy bueno y te doy trabajo", cuando abusa de tus horas de trabajo, no te da garantías sociales, te paga menos de lo establecido, entre muchos otros abusos. Este es el caso de las domésticas en Costa Rica. El abuso al que son sometidas raya en el esclavismo. Más si son nicaragüenses, más si son ilegales.

Una sirviente en muchas casas costarricenses "debe agradecer" que le den trabajo, según dicen. O si no se pueden ir, habrá otras dispuestas. La ley del más fuerte, la ley de capitalismo salvaje y esclavista, esa ley a la que llaman competencia. Muchas de estas mujeres son obligadas a dormir en el trabajo, incluso fines de semana, para servir a sus patrones. Estas mujeres no tienen vida social, no tienen libertad, no tienen vida propia para sus hijos, familiares, esposos, novios, etc. Su libertad depende de la solidaridad del patrón que les pueda permitir salir tal vez el domingo un rato. Y si quieren estudiar y superarse deben pagar con mayores obligaciones y agradecer que se les permite (si en algún caso se les permite). Y usted puede imaginar el resto del abuso... sin seguro, salarios inferiores al mínimo, sin horario de trabajo, sin garantías... ¡sin posibilidad de vivir o decidir su propia vida!

No extraña que por eso se diga que los ticos no queremos hacer esos trabajos...

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